Etapa 9. Bajo Aba, hasta dónde acaba la cordillera oriental y comienza el llano (19/08/2018)
- Diego Supelano
- 14 dic 2018
- 2 Min. de lectura
La lluvia de la noche presumía otro día de agua, pero a las seis de la mañana salieron a un Almeida seco y con presagio de buen clima, lo que era un alivio pues todo el recorrido del día sería 90% vía destapada. A los retadores les pareció que todo iba a ser más fácil ahora. A por el puerto con las piernas frías, los diez kilómetros de ascenso tempranero les ofrecieron un viento que los refrescó llegando a la cumbre, ya sobre los 2.500 msnm. La bajada hasta Chivor fue rápida, encontrando al final una vía en excelente pavimento que los terminó de llevar hasta el repecho final para llegar a Chivor, el municipio más joven de Boyacá, el millenial con menos de 30 años de erigido.

Desde Chivor a Santa María sería una tendencia al descenso, hasta alcanzar la represa que también se llama Chivor, no obstante se encontrarían con casi una docena de repechos y puntillas desgastantes, destacándose una de dos kilómetros. Ya casi para conectar con la vía que une a Macanal con Santa María, cruzaron un primer túnel con lluvia subterránea constante y de superficie de barro, una sensación que solo el Reto 123 puede ofrecer. Luego de pasado el túnel llegaron a la presa donde termina el embalse, la cual está bien custodiada por la fuerza pública. Al norte Macanal y al Sur el Llano. Desde allí fue un descenso rápido por varios túneles entre cortos y largos, pero ninguno de más de un kilómetro. Luego de este paso espectacular arribaron a Santa María pasadas las 12 del medio día, donde encontraron un revuelto de cultura llanera con la del altiplano.

Desde Santa María se continuaba bajando hacía San Luis de Gaceno, pero pa’ no desentonar con el resto del departamento la salida eran tres kilómetros subiendo, casi todo en pavimento, luego un descenso de unos 10 kilómetros de una vía que parecía de motocross, Mariana Pajón podría entrenar los siguiente olímpicos ahí. Pasado el descenso venían diez kilómetros más casi planos con tendencia pa’ abajo, al principio acompañados por el río Upía a todo caudal que luego se calma en la planicie, las montañas quedaban en la espalda y el calor del llano los recibía. Acá acaba Boyacá por el sur, la estancia sería corta, hasta allí irían ese día en bicicleta. Almuerzo, registro y de vuelta por el mismo camino montados en el carro acompañante. El destino para pernoctar sería Macanal.
Comments