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Etapa 17 - A por Muzo, el corazón de Occidente (13/04/2019)

  • Foto del escritor: Diego Supelano
    Diego Supelano
  • 17 may 2019
  • 3 Min. de lectura

En el mapa vial de Occidente se encuentran dos vertientes: una por arriba con extremo en Otanche y otra por debajo con extremo en la Victoria, pero Muzo pareciera ser el bastión por esta zona, de acuerdo con las señales que indican siempre el camino hacia este municipio, incluso recién se sale de Chiquinquirá.


El occidente en su mayoría es de clima caliente, desde los 1.500 msnm llegando hasta los 600. Así que en teoría hacia al extremo oeste se baja y de vuelta a Chiquinquirá se sube. Aunque claramente predomine la bajada, hay que atravesar montañas que en esta etapa arrojaron un desnivel negativo de cerca de 4 mil metros (bajada) pero con uno positivo de 3 mil doscientos (subida).

La elección para tomar rumbo oeste fue entonces la vertiente baja, por La Victoria, intentando luego conectar a Otanche para retornar por la vertiente de arriba, que es casi toda pavimentada. No obstante, dados los puertos y los municipios llamados “ausentes” (exigen salirse de la vía principal), el destino para este segundo día sería Muzo, reservando Quípama y La Victoria para la tercera etapa.



Los primeros kilómetros saliendo de Chiquinquirá, que también se tomarían de vuelta, condujeron por una subida tendida hasta un sector llamado Nariño, allí tomaron la izquierda (vertiente baja) hacía Caldas, primer municipio del día; apenas pasaban las siete de la mañana cuando estuvieron en el municipio tocayo del departamento cafetero. De allí siguieron por un pequeño puerto de vía destapada hasta conectar una vía pavimentada que descendía casi 20 kilómetros, pero tan solo avanzaron un par de kilómetros por allí, porque debieron desviar a la derecha para descender unos 18 kilómetros destapados hasta Maripí. Allí desayunaron, la entrada del municipio estaba rodeada de cultivos de caña, pero la parte urbana era pequeña, dificultándose encontrar restaurante. Finalmente se logró ingerir el acostumbrado caldo acompañado de huevitos.



Salieron de Maripí cerca de las diez de la mañana para devolverse por donde llegaron, así que fueron 14 kilómetros de subida para conectar un desvío que a la derecha los llevaría luego de unos 5 km de plano-bajada a Buenavista. Hicieron registro rápido pues el medio día se les venía encima, pero siguieron pues los aguardaba un descenso de 26 kilómetros. Los primeros 17 fueron de excelente pavimento, luego entraron a un destapado difícil y culminado el descenso encontraron el desvío que los llevaría unos 5 kilómetros de ascenso hasta Coper. Lo que no esperaban era la dificultad de esta subida: piedras, pendientes empinadas, calor de medio día y la entrada adoquinada en piedra casi un kilómetro. Siendo la una y media de la tarde tomaron el almuerzo antes de registrar el municipio ya que llegaron “con el olor”, como decimos popularmente cuando el tanque de combustible de los automóviles queda vacío.



La sorpresa antes de salir hacia Muzo fue encontrar un grupo de más de 20 ciclistas uniformados y con logística que incluía carro escolta. Estaban haciendo la doble Muzo – Coper, así que con ellos terminaría la etapa de ese día. Descendieron de Coper hasta el paso del río que marca pie de puerto a Muzo. Allí el grupo paró a refrescar con deliciosa bebida refrescante de cebada, ofreciendo a los retadores su dosis de Poker que les sirvió para afrontar los 12 kilómetros de puerto pavimentado coronando cerca de las cinco de la tarde el alto, luego sería solo descender unos 5 kilómetros hasta Muzo.



Los ciclistas que los acompañaron llegaron unos minutos después hasta la plaza central. Eran casi las seis de la tarde y el buen Pablo, su líder, los acompaño en el registro y les ubicó en un Hotel. Instalados y bañados, los retadores se alimentaron con una hamburguesa digna del Burguer Master, tres cervecitas y a dormir. Al siguiente día les esperaría una sorpresa que pasaría de ser amarga a grata, llegarían hasta el occidente del occidente.

 
 
 

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