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Etapa 14 – De la frontera con Santander de vuelta sobre los 2.400 msnm (04/11/2018)

  • Foto del escritor: Diego Supelano
    Diego Supelano
  • 14 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Una mañana típica de tierra caliente cubierta por neblina recibió a los retadores en la calle tras salir del hotel desde un segundo piso al que se llegaba y salía por unas escaleras estrechas y empinadas, eran las 6:30 de la mañana. Ya en tierra sobre plataforma de despegue, después de aceitar la cadena, operación necesaria tras la llovizna del día anterior, iniciarían la etapa sobre un breve descenso que los despediría de Barbosa. Terminada esa bajada los Boyacenses afrontarían un desafío extraño para los habitantes del altiplano: llegarle a Moniquirá por cuesta arriba. Con las ansias de volver a Boyacá, decidieron tomar el desayuno en la capital de Ricaurte, ciudad que ya habían registrado el día anterior. Con apenas el agua que les había sobrado del día anterior en las caramañolas, afrontaron un puertecillo de cerca de tres kilómetros con algunos más de falso plano para llegar a Moniquirá. Luego de tomar el desayuno y abastecerse, sobre las 7:30 de la mañana comenzarían la gran dificultad del día, o eso pensaban.


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Los retadores iniciaron ascenso, fueron casi 10 km tal vez a un promedio del 5%, trayecto pavimentado en un 70% más o menos, pero con zonas de barro fresco en las partes destapadas. Desde el pie de puerto fueron 20 kilómetros hasta Santa Sofía, todo tendiente hacia arriba con tramos muy pedaleables al final. Santa Sofía los recibía con la vista de una cúpula que parecía ser la iglesia principal. Aunque se trataba de una iglesia secundaria bien mereció su registro particular. Tras un refrigerio de salchichón (Zenú, no relinchón como textualmente fue la segunda opción ofrecida por el tendero) con pan y Coca Cola para Checho y Cola y Pola para Supe, , los pedalistas siguieron su camino para lograr estar al medio día en Gachantivá.


Aunque estaba en sus cuentas la dureza del paso de cañón entre Santa Sofía y Gachantivá, los sectores que además de empinados tenían bastante piedra suelta, exigieron lo máximo de las habilidades de lo jinetes que cabalgaban bicicletas con rueda trasera pistera más el peso desestabilizador de las alforjas. En total fueron 5 kilómetros al 9% con el sol en lo más alto del cielo, alto como la vara de premios que se promocionaba en la plaza de Gachantivá junto otros concursos y venta de comida típica. Sintiendo que Villa de Leyva estaba cerca, optaron por registrar y seguir, pero el agotamiento de la última subido los hizo parar en el cruce que llevaba a la vía que conecta a Villa de Leyva con Arcabuco. Comieron lo que les ofreció el típico supermercado de estación de gasolina, y ahora sí, con fuerzas recargadas, cubrieron el tramo de unos 15 km con tendencia al descenso para estar a la una de la tarde en la turística Villa de Leyva.


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Contrario a lo que dictan los cánones, y en vez de aprovechar la oferta gastronómica de Villa de Leyva, los retadores optaron por un corrientazo dotado de lo básico: sopa, principio, proteína y dos harinas. Pasado el festín solo les quedaba el repecho que conecta son Sáchica, último municipio programado para ese día. Apenas coronaron el repecho y faltando unos 5 kilómetros bajando para llegar a Sáchica se soltó la lluvia para garantizar que el impermeable no quedara invicto. En Sáchica ya no llovía y aprovechando que estaba temprano optaron por tomar las cervezas de rigor de final de etapa antes de buscar hotel. Luego de un par de bebidas refrescantes y nuevamente con lluvia tenue pero cansona, se dispusieron a buscar hospedaje, lo cual no resulto fácil a pesar de ser una región turística. Finalmente encontraron un buen lugar, cenaron y a dormir. Al otro día los esperarían los municipios que les faltaban de la provincia Centro - costado norte respecto a Tunja.

 
 
 

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